Qué bonito es que los miembros de una banda se reúnan de nuevo, sobretodo si se separaron de forma poco amistosa y resuelven sus diferencias. Queda feo cuando dejan de hablarse, ¿no? Pueden dar unos cuantos conciertos, un ejercicio de nostalgia y fans de cuando aún estaban activos y fans nuevos podrán disfrutar de nuevo. Sin embargo, a veces se les ocurre grabar nuevo material. Nuevos discos. Y no siempre sale bien...
A veces los resultados son horribles, tanto que casi estropean un poco el legado que ya tenían. ¿Sabéis que los míticos The Stooges tienen DOS discos post-reunión? The Weirdness (2007) y Ready to Die (2013). Los dos terribles, nunca he sido capaz de escucharlos enteros. Al menos mereció la pena la reunión por volver a ver a Ron Asheton tocando la guitarra, y que el bueno de Mike Watt de Minutemen tocase con sus ídolos. Es un crack este hombre, se merece lo mejor.
¿Y qué me decís de los Pixies? Leyendas del rock alternativo, inspirarión de una enorme cantidad de grupos (Nirvana, Weezer, Pavement, Modest Mouse... estos últimos, por cierto, nos dejaron otro disco terrible el año pasado). Frank Black tuvo luego una, al menos, respetable carrera en solitario. Luego él y Kim Deal decidieron poner a un lado sus diferencias y resucitaron el grupo, lo cual está bastante bien. Nunca tuvieron el éxito que merecían cuando estaban en activo, no me parecen mal estas reuniones aunque a veces estén un poco ya "pasadetes". El problema está en la decisión de grabar nuevo material... Lo que provocó la salida de Kim Deal del grupo, por cierto, y desde entonces han tenido otras chicas bajistas sustituyendola. Empezaron sacando EPs que luego han recopilado en una especie de album llamado Indie Cindy (2014), repleto de canciones sin un atisbo de lo que hacía a los Pixies especiales. Lo peor es que amenazan con otro disco nuevo para finales de este mes, madre mía.
Y otro ejemplo, aunque es un grupo algo más desconocido, pero su mala recepción es digna de señalarse. The Dismemberment Plan, un grupete indie bastante apañado con un par de discos bastante buenos en su haber. El susodicho disco, Uncanney Valley (2013). Lo dicho, es estropear su legado.
Pero no quiero ser tan negativo, en eso no consiste este blog. Realmente, discos tan malos no son tan comunes. Lo más normal, es que sean correctos y con cierto valor, con un par de temas realmente buenos y que no desentonarían junto a sus clásicos. Ejemplos de este tipo hay muchos, como The Physical World (2014) de Death From Above 1979, No Cities to Love (2015) de Sleater-Kinney o Black Gives Way To Blue (2009) de Alice in Chains.
Ahora bien, la auténtica excepción, es cuando hacen discos buenos de verdad, que puedan mirar sin sonrojarse a sus clásicos. Por ejemplo, ONoffON (2004) y The Obliterati (2006) de Mission of Burma, un grupo post-punk originario de Boston que a principios de los 80 dejaron un EP, Signals, Calls, and Marches (1981), y un LP, Vs. (1982), que son clásicos del género. Pues no solo consiguieron mantener el tipo sino que nos dieron dos grandes discos, peculiar, ¿eh? Y encadenando, lo mismo ocurrió con Dinosaur Jr. y sus discos Beyond (2007) y Farm (2009), precisamente inspirados por Mission of Burma. Además, en este caso se reparó una amistad rota de hacia bastantes años, por lo que es más bonito (que moñas), y desde entonces han seguido sacando discos (aunque no tan buenos) y haciendo giras. Me caen bien, hubo una época que me dió muy fuerte por ellos. Aún me encantan...
Quizá el caso más sorprendente sea Swans, el grupo de rock experimental liderado por Michael Gira. Ahora bien, no es un grupo santo de mi devoción, pero resulta admirable como tras ya dos décadas de grandes discos en los 80 y 90, hayan conseguido tener una trilogía de gran calidad en la presente década, el último justo este mismo año, con The Seer (2012), To Be Kind (2014) y The Glowing Man (2016).
Eso sí, lo mejor que ha salido de una reunión de estas características es la portada de What The... (2013) de Black Flag.
(El disco es justo como la portada, por cierto)
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